• Ice Swan: La épica de agua

    La historia de Ice Swan es la de un emprendedor obsesionado con el agua, que recorrió la Patagonia en búsqueda de las fuentes más puras y cristalinas y que contagió con su entusiasmo a sus socias para elaborar un producto de lujo, único y extravagante.

    Por: Matías Marambio / Fotos: Matías Bonizzoni

    En la pasada cumbre Celac-UE 2013 hubo algo que estuvo en boca de prácticamente todos los asistentes. No se trató de las políticas de cooperación económica entre América Latina y Europa, la inclusión social o temas medioambientales. No, fue algo más simple y puro. Agua. Pero no cualquier agua, sino una de origen glaciar de extrema pureza extraída del fiordo Queulat, en medio de la Patagonia chilena, envasada en su origen y con música clásica de fondo siguiendo las teorías del investigador japonés Masaru Emoto, y puesta en una botella diseñada especialmente por Sebastián Errázuriz. Es decir, un agua con cuento.

    El nombre de esta agua de lujo es Ice Swan, y su creador es un hombre con tanto cuento como su producto: Juan Enrique Benítez, el mismo que estuvo en la búsqueda del submarino “Flach” en la rada de Valparaíso junto al Presidente Sebastián Piñera antes de que llegara a La Moneda.

    Para Benítez, el agua siempre ha sido una obsesión. “Es un elemento muy noble, sagrado, vital para el planeta y los seres vivos. Y Chile tiene una potencialidad enorme en su Patagonia, una pureza que no hay en otra parte”, cuenta Benítez, quien estuvo meses en búsqueda de aguas glaciares para dar vida a su negocio, hasta que dio con el fiordo Queulat, cerca de Puyuhuapi en la XI Región.

    El nombre Ice Swan surgió luego de que Benítez quedara maravillado con un cisne que vio en la Patagonia. Más tarde se topó con una leyenda que cuenta acerca de un grupo de mujeres kawésqar, quienes murieron al tomar partido por la mujer Luna en contra de su hermano Sol, convirtiéndose en cisnes que volaron hacia la Luna. Les llamaron “Cisnes de Hielo”, ya que creían que estas aves eran los espíritus alados de los glaciares.

    El primer año fue de trabajo en solitario, de comenzar a crear un plan de negocios aunque sin ningún peso de capital para concretar sus sueños. Pero la pasión con que Enrique transmitía sus idea de exportar agua premium de la Patagonia pronto comenzó a contagiar. La primera en sumarse al proyecto fue la empresaria Gladys Romero, una importante bróker y trader de harina y aceite de pescado. Luego se sumó María Luz Viejo, directora general de Aceros VH, y hace algunos meses se integró Alberto Chang del grupo Arcano como cuarto socio.

    Al principio la idea era partir con un proyecto chico. “Teníamos el lugar, los derechos de agua, el terreno, un plan de negocios y la maqueta de arquitectura de la planta. Con eso salimos en busca de inversionistas que nos quisieran comprar el negocio, idealmente un distribuidor internacional que quisiera tener un agua de lujo en su portafolio”, señala Benítez.

    Inmediatamente hubo interesados, pasando de la conversación a los números. Pero el rápido interés de los posibles inversionistas motivó a las socias de Benítez, especialmente a Gladys Romero, quienes apostaron por tener un negocio en grande y desarrollarlo con capitales propios. “Esto no es solamente números, aquí hay mucha pasión, nos fascina lo que estamos haciendo. Entonces no queríamos entregarle nuestro hijo a cualquiera”, dice Benítez.

    Agua sin estrés

    Tener un negocio en grande implica una fuerte inversión, que en el caso de Ice Swan fue de más de un millón de dólares en sus inicios, cifra que en la actualidad ya bordea los tres millones. Montos que se han usado principalmente, más allá de los gatos propios de instalar un negocio de este tipo, en darle valor agregado al agua. Se construyó una planta envasadora a 30 kilómetros de Puyuhuapi en el que las cuatro caras están hechas de vidrio templado y serigrafiado negro, con todos los costos que implica construir en plena Patagonia, se mandó a diseñar una botella especial con Sebastián Errázuriz, se compró maquinaria de primer nivel y se ideó un sistema hidráulico para captar el agua de la cascada y transportarla a la planta sin usar una bomba de extracción, sino mediante gravedad. Todo con el fin de que el líquido se “estrese” lo menos posible y llegue a las distintas mesas del mundo con la menor alteración posible.

    De acuerdo al famoso investigador japonés doctor Masaru Emoto, el agua tiene memoria y es sensible a los sonidos, palabras y pensamientos que la rodean. Siguiendo esa creencia, en Ice Swan se trabaja para alterar lo menos posible el agua. De hecho, una vez que entra a la planta es recibida por música clásica de distintos autores que suena por los parlantes dispuestos en diversos puntos del lugar. Incluso se le pidió al compositor Joakin Bello que creara una melodía especial a base de cuerdas, bronces y sintetizadores.

    En la actualidad la empresa está en un proceso de ajustes para obtener la más alta certificación a nivel internacional, la que debiera estar lista en marzo. “No nos queremos apurar. Este es un mercado en donde no puedes cometer errores, estamos trabajando con un producto de extrema pureza y todo lo que lo rodea se debe manejar con mucho rigor”, explica Benítez. Mientras tanto sus botellas se pueden encontrar en Chile y en otros mercados internacionales, principalmente China, donde ha tenido un inusitado éxito. De hecho, ya tienen un pedido de 25 containers, lo que equivale a 330 mil botellas, las que se venden en promedio a 12 dólares en el mercado. También hay interés de países como Emiratos Arabes y Rusia. “Tenemos una capacidad de producción de 1.200 botellas por hora con un turno de seis horas, ya que las otras dos son para limpiar, corregir y ordenar, y podemos tener dos turnos diarios. Y a futuro estamos contemplando hacer una línea de botella individuales que complemente las de 750 cc que vendemos actualmente”, añade Benítez. En ese escenario, para este año la empresa tiene contemplado ventas por dos millones de dólares, enfocándose principalmente en el mercado asiático.

    En eso estaban cuando surgió la oportunidad de estar en la cumbre Celac-UE. El emprendimiento es apoyado por la Corfo, por lo que era ideal para estar en las mesas de las conferencias como una imagen país poderosa. Fue un éxito, y hoy los socios pueden jactarse de que su agua ha estado en la boca de los mandatarios más importantes de América Latina y Europa.

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